La violencia económica usualmente se reproduce en el ámbito familiar, siendo una forma de control en contra de las mujeres; se muestra a través de la agresión producida por la persona que ostenta el dominio económico, la manipulación para gestionar los gastos o la privación de recursos, lo que induce al aislamiento y la angustia por la satisfacción de las necesidades personales y/o familiares. Este tipo de violencia puede manifestarse también, por ejemplo, en la convivencia familiar y de pareja, cuando al tener una dependencia económica con el cónyuge o concubino, se impide tomar decisiones sobre la economía del hogar, o cuando se exige dar cuenta a la pareja acerca de todo lo que se gasta, aun cuando la persona afectada gane sus propios recursos o asuman solas el cuidado y la manutención de los hijos e hijas.
La violencia económica puede pasar desapercibida debido a que no deja un rastro tan evidente como las agresiones físicas, pero tiene cifras alarmantes: 13.4 millones de mexicanas la han padecido en algún momento de su vida, es decir, 29% del total de mujeres de 15 años o más, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016
La violencia económica se da de distintas formas, algunos ejemplos son:
Evitar que la víctima gane dinero: El abusador suele prohibir que la víctima trabaje. En caso sí trabaje, puede realizar algunas conductas para interferir con su trabajo. Por ejemplo, hacer llamadas telefónicas o visitas inesperadas que puedan interferir con su desempeño laboral. En otros casos, podría forzar a la víctima a dejar su trabajo y prohibirle buscar uno nuevo.
Evitar que la víctima acceda a su dinero: El abusador suele decidir cuándo y cómo puede utilizar su dinero. De esta forma, hace que la víctima reporte sus gastos o le brinda una mensualidad estricta. Por lo general, el abusador tiene el completo acceso y control de su dinero, tarjetas y cuentas bancarias. De la misma forma, fuerza a que las propiedades o pertenencias estén a su nombre.
Crear una deuda forzada: El abusador hace que la víctima se endeude al realizar transacciones no consensuadas o forzar a la víctima a hacerlas. Asimismo, podría dañar el historial crediticio para que no pueda sacar futuros préstamos, alquilar un nuevo lugar donde vivir u obtener un trabajo.
La consecuencia principal de la violencia económica es impedir que la víctima se pueda alejar de la relación abusiva. Al no ser autosuficiente económicamente, se ve enfrentada a distintas barreras al querer terminar con la relación. Además, estos problemas financieros pueden traer problemas en la salud de la víctima por el estrés constante al que está expuesta, Así, se ha visto que se ha relacionado a mayores probabilidades de experimentar depresión y ansiedad. Por último, este tipo de violencia puede escalar y llevar a otros tipos de abuso (violencia en el noviazgo). Las investigaciones demuestran que gran parte de las víctimas de violencia física también sufren de violencia económica.
¿Como prevenir la violencia económica? |
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La prevención de la violencia económica es esencial para terminar con otras formas de violencia contra la mujer. Si bien no garantiza que no habrá más violencia, el depender económicamente de una pareja o de otra persona en la familia es un factor de riesgo de sufrir otros tipos de violencia. Por otro lado, el asegurar que la mujer y el hombre tengan las mismas oportunidades para generar y administrar ingresos es un paso importante. Si te encuentras en esta situación… Si estás viviendo una situación de violencia económica, hay ayuda disponible. Llama a la línea de emergencia de tu país y obtén la asesoría necesaria sobre qué hacer en esta situación. Quizá te interese: psicólogos cerca de mi En la Ciudad de México, son varios los centros y programas que se dedican a atender situaciones de violencia. Sus servicios van desde la asistencia social y la atención psicológica hasta la asesoría jurídica, y se ofrecen de manera gratuita. Aquí puedes encontrar un directorio con algunos de estos centros y programas especializados
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